lunes, 26 de septiembre de 2011

Incursión por León: Valdorria - Valdeteja y variante



Despues de bastantes meses, retorna la actividad a este rinconín montañero. La carencia de documentos gráficos acompañada de una pereza importante, mantuvieron la inactividad blogera hasta el día de hoy. 

El mes pasado y durante la realización de la etapa Grao - Salas del Camín de Santiago, se decidía en "petit comite", la realización de alguna otra etapa, pero en tierras galegas y con buena fartura de pulpo a la llegada. La más apetecible era Grandas de Salime - A Fonsagrada, con pernocta y farra por la anexa villa gallega. Pues bien, tras un malentendido y con reserva de por medio, se cancela la excursión jacobea y se decide cambiar por incursión al País Llionés, con ruta y chanza masculina y mercadeo y vermut femenino, la cual paso a relatar a continuación. 

RUTA: Valdorria - Valdeteja - Peña Valdorria - Valdorria.
"ENCARGAO": Lolo. 
ASISTENTES: César, Gerardo, Lolo, Amaro y Diego (a ellas no las nombro por no considerar el rastro leonés como ruta de montaña). 
LONGITUD: 12.5 kms.
ALTITUD MÁXIMA: Peña Valdorria (1890m.)
ALTITUD MÍNIMA: Valdorria (1359m.)

Ruta en Endomondo: http://www.endomondo.com/routes/23845553
 
Establecido ya el Edi como punto de partida, allí se quedó a las 7:30 AM. Una vez desayunaos decentemente, esperando a algún rezagao, se parte en dirección a Valdorria en la flamante berlina puesta a disposición por César y con una comodidad sin parangón en el mercado. Para llegar a Valdorria, dirigirse por autopista o por el Puerto (como toda la vida) hasta la Robla para continuar en dirección a La Vecilla y una vez allí, dirección Valdeteja hasta encontrarnos con el cruce a Valdorria en Nocedo de Curueño. Carretera digna de etapa del Tour la que nos lleva hasta Valdorria.

Una vez en Valdorria, con el coche bien aparcao en una calle que nada tiene que envidiar a las de las grandes urbes, bien desperezaos y con los bártulos a la espalda, nos decidimos por ignorar las indagaciones realizadas por Lolo las cuáles nos llevarian directamente a la Ermita de San Froilán y sus 365 escalones labrados en la roca. La decisión fue tomada en consenso, a fin de evitar colapsos tempranos en los miembros más remolones. Con lo cual, se pasa a realizar la ruta de la imagen, recomendados así mismo por una afable lugareña.

Cartelón de la ruta a seguir
Bien pertrechados iniciamos camino bien señalizado en el pueblo y por un camino de tierra bastante claro y que más adelante conduce hasta el camposanto local, perdiendo algo del buen firme a partir de ahí y ganando en altitud. Todo ello bajo un sol justiciero pero que se llevaba bien con la brisilla propia de la época anual en la que nos encontramos.

Foto del camino y de media deda. Obsérvese la escasa presencia de ánimo de Maro nin.
Este camino que seguimos y que una vez superado el camposanto, va ganando en altitud moderadamente, va dejando siempre a la derecha la majestuosa e imponente pared de roca de Peña Valdorria y todo su cordal. Poco podiamos imaginar que las vicisitudes de la jornanda nos iban a llevar a Lolo y a mí, a descender por semejante muro.
"El Muro" de Valdorria
El camino esta salpicado de pequeños abrevaderos para el ganado, en los cuales, algún componente de la avanzadilla se entretenía mirando "cucharapas". A estas alturas, Maro nin, ya había tirado de "flauta" e iba comiendo alegremente mientras caminaba DETRÁS del grupo, claro indicativo de que su delicado estado, mermaba ampliamente sus ansías de imprimir el ritmo endemoniado al que nos tiene habituados en las rutas.
Uno de los abrevaderos reseñados y el camino.
Seguimos avanzando por terreno bastante favorable, observando la prolífica población de langostas que moraba en sendas orillas del camino y remarcando la ausencia total de señalización de este sendero de PR. El camino nos deja en la majada conocida como Los Lamargones, con buena cabaña ganadera y fuente, antesala a la exigente y dura subida hasta la collada de Bucioso (1749m.)
De camino hacia Los Lamargones, collada Bucioso al fondo.
Cabaña y fuente de Los Lamargones y camino recorrido.
A partir de aquí, comienzo del terreno denominado "duro" y primeros desniveles rompepiernas que hacen mella en la unidad del quinteto inicial. El grupo de los "veteranos" adopta ritmo de vals mientras que los dos guías habituales van abriendo huella a ritmo de cumbia, todo ello con gran esfuerzo y dedicación por el bien del grupo. Una exigente subida que nos lleva a coronar la collada de Bucioso desde donde se obtienen excelentes vistas del esfuerzo de los rezagados, así como de toda la zona de Valdorria y su cordal.
Toda la subida hasta Bucioso y tres perdidos por ahí.
Desde Bucioso lo recomendable, por el sentido común y por el cartelón de la ruta, es descender hacia Valdeteja por el Reguero de la Fuente Bendita, pero como somos muy gallos y este blog no tendría sentido si no complicaramos algo las rutas, decidimos no perder altura tan pronto y bordear toda la Peña de los Hoyos hasta dar vista a Valdeteja y sus brañas, hacia donde descendemos por donde bien podemos y sin perspectivas de afrontar la vuelta por el mismo sitio ante la negativa del sector veterano del grupo de volver a afrontar semejante subida. Primera bajada rompepiernas de la jornada merced a lo pedregoso y empinado del terreno. La bajada nos conduce directamente a las brañas de Valdeteja.
Parte de la bajada y braña de Valdeteja.
En la braña nos encontramos con el doble de Jesús Calleja, oriundo de la zona por lo que rezaba su camiseta (Valdeteja 2008), en labores ganaderas y que muy amablemente, y tras severo interrogatorio de Gerardo inquiriendo sobre diversos aspectos ganaderos, nos indica que existe un recorrido alternativo para volver hacia Valdorria, atravesando un par de brañas y descendiendo por el valle hasta salir cerca de Nocedo de Curueño, acompañandonos a su vez en el sentimiento si tenemos el coche en Valdorria por lo crudo de subir por el asfalto hasta el pueblo. Nos despedimos efusivamente de Jesús Calleja y sus adláteres y cogemos un camino que sale desde la misma cuadra en dirección a las susodichas brañas, una con el nombre de Brañarrionda y la otra con el curioso y simpático nombre de Espantagallinas, ambas de una belleza singular.
El zigzagueante camino hacia las brañas.
Una vez superada la primera braña y poco antes de llegar a la segunda y al conocido como Alto del Hombro y merced a una rápida ojeada al mapa vía Iphone y a la escasa predisposición a subir a pinrel los 4 kilómetros de asfalto con abundante contracurva hasta Valdorria, decidimos Lolo y el menda acometer la ascensión hacia la zona de Peña Valdorria, para luego descender por el otro lado al camino inicial para llegar a Valdorria a por el coche e ir al rescate del trío remolón, a buen seguro en algún chigre localista. Los remolones continuarían todo recto hasta dar con un camino que en marcado descenso los llevaría hasta Nocedo, a refrescar el gaznate.

Acometemos el ascenso, y una vez en casa y consultando buenos mapas ya, me percato de que lo que ascendimos asequiblemente fue el Canto del Chozo, pegado a Peña Valdorria y desde el cual se tienen unas vistas espectaculares, así como de la misma Peña Valdorria. Si el ascenso fue asequible, el descenso fue similar o incluso peor que el realizado un par de horas antes, al menos hasta que encontramos una serie de jitos, que indican la subida a Peña Valdorria desde el camino marcado como PR y los cuales seguimos hasta el mismo camino. Así tengo de agujetas hoy la parte baja de los cuadríceps....
Aspecto generalista de la bajada matadora, con Peña Valdorria a la derecha.
Una vez llegados al coche y tras numerosas llamadas perdidas por parte de los remolones así como mensajes de texto sobre el procedimiento para arrancar la berlinona de César, debidos a que el chigre local estaba cerrao por vacaciones, los recogimos en Nocedo de Curueño y nos dirigimos al encuentro de las féminas en Geras de Gordon para degustar una suculenta comida en el Tarabico, previa parada en La Vecilla para quitar la sed. (Cuando me lleguen más documentos gráficos, actualizo la entrada).